HOMENAJE AL JEFE

31 enero 2010


Este jueves, tuve una mañana horrible, cumpliéndose perfectamente la famosa ley de Murphy, pero menos mal, que al conseguir salir de mi despacho, ya a eso de las tres, y con media hora de retraso a una cita que ese día tenía, todo se fue arreglando, hasta llegar la noche en un estado de verdadera alegría, paz y felicidad.

Al principio de semana mi buen amigo José Miguel (Presidente de la ONG ICNELIA) me llamó y me indicó que contaba conmigo para comer el jueves, pues una revista especializada de la Policía Local le hacía un homenaje, al cual podía ir acompañado por un pequeño grupo de amigos, habiendo tenido a bien incluirme en ese circulo privilegiado de ser su amigo. Invitación que por supuesto acepte gratamente.


Llegue tarde (pido disculpas a ti José Miguel y al resto de compañeros de mesa, pero ya sabemos que el trabajo es el trabajo) y allí estaban todos esperándome, junto a una estupenda mesa en el Restaurante “La Cofradía” de Santa Pola. Una mesa, por cierto protocolariamente perfecta y con un tamaño y disposición que nos iba a permitir disfrutar de la compañía de todos los comensales.

La gastronomía ofrecida: una delicia, y los compañeros de mesa y su conversación un lujo, que dieron paso al gran momento del homenaje a la “joven y brillante” trayectoria profesional del Jefe de la Policía de Santa Pola. Las palabras del representante de la Revista fueron brillantes, cercanas, sinceras y sobre todo emocionantes, relatando la corta, pero espectacular trayectoria laboral del amigo José Miguel, quien en su turno de intervención, con su buena oratoria, agradeció no solamente el homenaje, sino también quienes lo habían organizado, y además tuvo unas bonitas palabras para aquellos que él había elegido para que le acompañaran en este acto de homenaje. Palabras que al menos en mi ocasión fueron inmerecidas, pero si muy agradecidas. Gracias buen amigo.

Después de ese emocionante y brillante momento, un buen rato de sobremesa, y conforme avanzaba la tarde, nos fuimos quedando solos unos cuantos que queríamos prolongarlo y disfrutarlo al máximo, pues la compañía y el ambiente lo merecía, y nos dispusimos a seguir en otro local de la ciudad, donde se mantuvo la intensidad y el nivel de bienestar, de amistad y de alegría, hasta el obligado momento de la despedida, del hasta la próxima, del hasta siempre amigos. Lo siento Murphy, pero esta vez todo se pudo mejorar y al menos yo llegue a mi casa con una alta dosis de alegría, de paz y satisfacción, y por ello vuelvo a dar gracias a la vida, como esa bella canción de Violeta Parra, que tan bien cantaba Mercedes Sosa.

Enhorabuena amigo José Miguel por tu homenaje y gracias por el momento compartido.

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